Revista Católica. Epar. Iban. El siervo deDios viendo lo que pasaba, y deseando entregarse para sal-var á sus Hermanos, se adelantó, y Dijo á Los soldados: enseña Sibuscáis al que la religión, yo soy, aquí mich tenéis, ynada tenéis Que Hacer con Los demás de la Casa. Inmediatamente Oyendoesto, lo detuvieron, y Le ataron las manosá las Espaldas, keine con cordeles Sino con sus mismos cabe-llos, haciend> con Ellos dos trenzas por detrás. Algunosde los oficiales decían que keine debia prenderse á Felipe, por-que se keine Ära el Luu, Qu e se Les habia mandado Referir; pero El sacerdote digno Tenia á su v

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Revista Católica . epar.iban. El siervo deDios viendo lo que pasaba, y deseando entregarse para sal-var á sus hermanos, se adelantó, y dijo á los soldados: Sibuscáis al que enseña la religión, yo soy, aquí me tenéis, ynada tenéis que hacer con los demás de la casa. Oyendoesto, inmediatamente lo detuvieron, y le ataron las manosá las espaldas, no con cordeles sino con sus mismos cabe-llos, haciend > con ellos dos trenzas por detrás. Algunosde los oficiales decían que no debia prenderse á Felipe, por-que él no era el Luu, qu e se les habia mandado capturar;pero el digno sacerdote tenia á su vida en menos de lo queellos, y no la estimaba nada con tal que pudiese salvar lade otros; y en efecto logró librar de sus garras á muchos, re-partiendo dinero entre esa turba de asesinos. Con todo se-gún lo que suele acontecer en semejantes casos, la casa fuésaqueada, reservándose solo los ornamentos sagrados y lasimágenes, para que sirviesen de evidencias en el proceso. iS^caníinrard), -142-. Rev. Faílre Jiaan José Fraiaco De la CoDi}).iñia de Jesiis. {Cordimiacion) Pero su gran proveedor de noticias era el cínico De-metrio, el cual acudia con fiecuencia á su casa, por-que sabia que pescaría una cena senatorial. —T bien, le decia Pudente; ¿de dónde vienes? —De cien lugares: del campo Marcio, del pórticode Octavia, del teatro de Pompeyo, de las termas deAgripa, del circo Máximo, del Foro, de los barrios yencrucijadas del Transtíber, de los setos Julios, de. —¡Oii, basta! Gracias que de un salto no vienes dela Armenia ó de la India. Veamos: ¿qué golosinastraes? —Las golosinas y manjares suculentos los esperode tí: ¿EO es la liora de la cena? —Sí, pero aquí sólo se sirve pan y agua sino sesueltan antes las nuevas del dia. —¡Vaya una gracia! pero? no ves con tus propiosojos los preparativos de los Quinquenales? ¿No liasoido los mugidos de los toros en los setos Julios*^¿No has oido á los Píndaros y Homeros, que sudanpara

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